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El gran error del propietario de vivienda usada, o Sobre la importancia de la valoración

El gran error del propietario de vivienda usada, o Sobre la importancia de la valoración

En el actual panorama del mercado inmobiliario, es común observar una tendencia entre los propietarios de viviendas de segunda mano a prácticamente equiparar sus precios de venta con los de las viviendas de obra nueva. Este enfoque, aunque comprensible desde una perspectiva emocional y aspiracional, se revela como un error estratégico que perjudica tanto a los vendedores como a la dinámica del mercado en general.

Diferencias clave entre viviendas usadas y de obra nueva

Una de las razones fundamentales por las cuales este intento de equiparación resulta erróneo radica en la naturaleza del comprador de vivienda nueva. En muy alto porcentaje, estos compradores provienen de contextos internacionales y cuentan con un significativo poder adquisitivo. Al ser clientes que buscan no solo un lugar para vivir, sino también una inversión sólida, su disposición a pagar precios altos por propiedades nuevas impacta directamente en la valoración de este segmento del mercado. En contraste, los compradores de viviendas de segunda mano suelen tener un perfil diferente, en la gran mayoría de los casos clientes de origen local y nacional, con presupuestos más ajustados y una expectativa de valor acorde al estado y antigüedad de la propiedad.

Consecuencias de la equivalencia de precios

Al elevar los precios de las viviendas de segunda mano en un intento de alinearlos con los precios de obra nueva, los propietarios no solo están distorsionando el mercado, sino que también están favoreciendo a las promotoras. Estas últimas, que ya se benefician de la demanda de vivienda nueva, ven cómo se incrementa el valor de sus productos cuando los precios de segunda mano se alinean hacia arriba. Como resultado, este fenómeno no solo agrava la desigualdad en el acceso a la vivienda, sino que también perpetúa una burbuja de precios que puede resultar insostenible a largo plazo.

Además, es esencial tener en cuenta que las viviendas de obra nueva generalmente ofrecen modernidades, garantías y características que las propiedades de segunda mano no pueden igualar. Elementos como eficiencia energética, tecnologías avanzadas, y ubicaciones estratégicamente diseñadas para atraer al comprador internacional crean un valor añadido que justifica su precio superior. Las viviendas antiguas, por su parte, pueden requerir renovaciones significativas que consumen tiempo y recursos económicos, lo que las convierte en una opción menos atractiva si se les atribuye un valor similar al de las nuevas.

Análisis de mercado

Por lo tanto, es crucial que los propietarios de viviendas de segunda mano reconsideren su estrategia de precios y evalúen cuidadosamente el contexto del mercado antes de fijar una cifra. Un análisis realista y fundamentado en las condiciones de la propiedad, la ubicación y las tendencias del mercado puede asegurar una transacción más beneficiosa. Asimismo, permitiría mantener la salud del mercado inmobiliario y evitar inflaciones artificiales que puedan perjudicar el acceso a la vivienda.

Conclusión

La equiparación de precios entre viviendas de segunda mano y obra nueva es un error que refleja una falta de comprensión de las dinámicas del mercado inmobiliario actual. Los propietarios deben ser conscientes de las particularidades que definen a cada segmento y ajustar sus expectativas en consecuencia. Solo así se podrá cultivar un entorno de compra y venta más equilibrado y sostenible, en beneficio de todas las partes involucradas.

© Cayetano Martínez Carrasco

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